sábado, 31 de enero de 2009

EL ARBOÑ DE NAVIDAD Y SUS HISOTRIAS


El árbol de Navidad y sus diferentes historias
POR LILY LUCIANO

Llegan los días navideños y con ellos las ganas de desempolvar o comprar los adornos navideños; el arbolito es el favorito, especialmente en los hogares donde hay niños. Pero el arbolito no es un simple adorno decorativo, sino que arrastra una interesante leyenda social y religiosa.
Buena parte de la tradición del árbol de Navidad se origina en una leyenda europea: se dice que durante una fría noche de invierno, un niño buscaba refugio. Lo recibieron en su casa un leñador y su esposa y le dieron de comer. Durante la noche, el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la bondad de los ancianos, tomó una rama de pino y les dijo que la sembraran, prometiéndoles que cada año daría frutos. Y así fue: aquel árbol cada año daba manzanas de oro y nueces de plata.
En Alemania la gente vestía sus árboles en invierno (cuando perdían hojas) para que los espíritus buenos que en ellos habitaban regresaran pronto. Los adornos que más utilizaban eran manzanas o piedras pintadas. Se dice que este fue el origen de los adornos. Las bolas de cristal se incorporaron alrededor del año 1750 en Bohemia. La costumbre del árbol se extendió por Europa y América durante el siglo XIX. Entre las mitologías germánicas está la que cuenta de un árbol plantado en medio de la tierra, cuyas ramas alcanzan el cielo y en ellas están colgadas las estrellas que brillan por la noche. Ahí radica probablemente el más remoto origen de las luces del Árbol de Navidad, que si bien pudo verse en los antiguos grabados mitológicos, no pudo llevarse a la realidad en su primer formato hasta el siglo XVIII en que los sopladores de cristal de Bohemia idearon las bolitas que reflejaban el resplandor de las velas y candiles. La electricidad hizo finalmente posible que el árbol tuviera luz propia sin riesgo de incendio. Esa es la versión de la mitología germánica del árbol de Navidad.
Otra leyenda, ésta adaptada a la iglesia protestante, explica que Martín Lutero estaba caminando por un bosque en la víspera de Navidad, cuando se sintió deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que brillaban a través de las ramas de los árboles. Esa imagen de la belleza del bosque iluminado por las estrellas le hizo concebir la idea de trasladarla a la ciudad. Arrancó un pequeño árbol y se lo llevó a su casa. Para recrear la misma belleza que había vislumbrado en el bosque, colgó de sus ramas gran número de bujías (pequeñas velas). El resultado fue tan sorprendente, que fue imitado cada vez por más familias hasta que se extendió esta costumbre por toda Alemania.
Como podemos ver los primeros árboles que se registraron en el mundo eran preparados de manera muy natural. Tras el auge de los arbolitos, se comenzaron a inventar adornos, naciendo así los mercados de objetos de Navidad en algunos pueblos de Alemania. En estos mercados, la gente compraba regalos, comida, pan de jengibre y adornos de velas para colocarlos al pie de sus árboles. Y las familias comenzaron a tener la costumbre de reunirse en torno al árbol de Navidad, como empezó a llamarse. Fue entonces cuando el 24 de diciembre, fecha del natalicio de Jesucristo, se empezó otra tradición: llevar a los niños de paseo o de día de campo, para que los adultos pudieran colocar y decorar con dulces y juguetes el árbol. Así, a su regreso, los niños eran sorprendidos con el árbol y sus regalos, dando inicio la celebración de la fiesta de Navidad.
Y como forma de evitar la tala de pinos y robles se inició la fabricación de arbolitos en silicón, que al principio eran pequeños, pero a finales del siglo 19, comenzaron a fabricarse cada vez más grandes. Esto marcó un hito en la sociedad, convirtiéndose en un símbolo de estatus: mientras más grande era el árbol, más opulenta era la familia. Y con respecto a los adornos, ¡ni se diga! Fue la época en la que se sobrecargaban los árboles con todo tipo de decoraciones. A mediados de los años 60, las ideas modernistas acapararon el mercado de los árboles de Navidad, y empezaron a crearse los árboles de aluminio plateado, pero en la década de los 70 se recobró el gusto por los árboles naturales

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