sábado, 31 de enero de 2009

LA BRUJA CONSERVA


La Bruja Conserva

El Reino de los Alimentos estaba triste. ¿Qué les pasaba?. Pues... que alguien había robado los dulces. Habían desaparecido los pasteles, las tartas, el turrón... Todos lloraban: la carne, el pescado, las patatas, la fruta... todos echaban de menos las cosas dulces. No sabían cómo encontrar a sus amigos y decidieron elegir a alguien para que los fuera a buscar. Se reunieron todos los alimentos y eligieron al plátano para que buscase a sus amigos. El plátano se marchó y empezó a buscar, camina que camina, atravesó montañas de sal, lagos de jugo, pantanos de puré. Pedía información a todo el que se encontraba acerca de sus amigos, pero nadie sabía nada.
Un día ya cansado de tanto andar se puso a descansar debajo de un manzano. En aquel manzano vivían tres manzanas muy simpáticas que al ver al pobre plátano tan triste y cansado decidieron acompañarlo en la búsqueda de los dulces. Ellas sabían algo muy importante: ¡Quién se había llevado los dulces!. ¿Y sabes quién era?. Pues nada más y nada menos que la bruja Conserva. La bruja Conserva en el fondo no era mala, pero tenía la manía de meter a todo el que viera dentro de una lata. Por eso se había llevado a los pasteles, a las tartas, a los helados y a todos los demás dulces... para llenar con ellos todas las latas vacías que tenía en su cueva, El plátano y las manzanas caminaron durante varios días, sin encontrar ninguna pista. Preguntaron a todos los que se encontraron por el camino: al arroz, a los garbanzos, a los fideos, a la carne, al pescado, a la patata, a la zanahoria, a la naranja y a muchos más alimentos, pero... nada. Un día estaban andando cuando vieron que el suelo estaba lleno de trocitos de chocolate , los siguieron y se encontraron delante de una cueva pequeñita que estaba muy escondida. Con mucho miedo entraron los cuatro en la cueva y allí entre muchas latas vacías encontraron a sus amigos encerrados en una jaula de latón. Oyeron detrás de sí un gran ruido, era la bruja Conserva que había cerrado la cueva con un montón de latas vacías. El plátano le pidió por favor que les dejara salir de allí. Pero la bruja Conserva no quería y además pensaba meterlos también a ellos dentro de sus viejas latas. Mientras el plátano trataba de convencer a la bruja, las manzanas abrieron la jaula donde estaban presos los dulces y todos salieron corriendo hacia la puerta. Tuvieron que apartar las latas que taponaban la salida, cuando la bruja se dió cuenta se puso muy furiosa y casi atrapa al plátano pero éste se había quitado la piel y la bruja resbaló con ella. Los dulces y sus salvadores echaron a correr y desde aquel día no volvieron a saber nada de la malvada bruja Conserva, ni de sus viejas y vacías latas
autor desconocido

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